domingo, 2 de septiembre de 2007

Orden y Patria

Por Nicolás Rojas I.



"Luchamos demasiado tiempo para ese derecho a manifestar, no podríamos criticarlo ahora".

José Miguel Insulza (no está en carrera)



Estos meses de universidad me han servido para ser cada día más desconfiado de lo que se informa en los medios de comunicación.

Democracia (Del gr. δημοκρατία). Etimológicamente algo así como “el poder del pueblo”.
Concertación. Concertación de partidos por la democracia.
No quiero ser majadero. Pero al parecer hay una parte importante del concepto que no se está cumpliendo en este país (con forma de calcetín).

Ayer, nuevamente desperté con el zumbido del televisor. Desde las primeras horas del día los programas matinales estuvieron expectantes a la movilización social convocada por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Lo anterior parece lógico, los medios de comunicación debían informar del impacto de las movilizaciones. Informar y no interpretar por mí. Un reportero de Mega inició su recorrido por las Rejas buscando testimonios alarmantes, ciudadanos molestos por la manifestación. El avezado periodista sólo consiguió pifias por parte de los usuarios de la locomoción colectiva (alias Transantiago) que, como buenos compatriotas, iban atrasados a trabajar. “Lamentable que esto suceda” dijo sin argumentos.

¡Viva el cambio!

Lavín, el hombre de “los problemas reales de la gente” prometía que en su gobierno vendría el tan anhelado cambio. La movilización de ayer, a mi juicio, marca precedentes del inicio de un cambio social. Que 5.000 personas salieran a la calle, un día hábil a protestar parece un suceso extraño en esta democracia tan particular. ¿Soplan vientos de cambio?

¿Por qué nos han abandonado?
“Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana (…)”
(Artículo 23 de la Declaración Universal de los Derechos Humamos)
El derecho es más que legítimo. Tras 17 años de dictadura, la ciudadanía se quedó con el miedo a manifestarse (el general podía volver). Estos años de transición eterna, han sido de pocos movimientos sociales (muy distantes al del Chile previo al 11/9). Hemos vivido años de pasividad, de aguante, de tolerancia, de ver como día a día los ricos son más ricos y los pobres más pobres.

No debería extrañarnos la movilización. Sí debería extrañarnos la represión excesiva por parte del gobierno. Sí deberían ofuscarnos el saqueo a los dineros del fisco, el sistema de transportes, la pésima calidad de la educación pública, los indignos niveles de atención de salud que reciben los más pobres. Pero no. Tras una jornada extensa, sacamos la bip! y volvemos apretujados en un bus oruga. El enojo dura un rato. Pero no importa, al llegar a casa tendremos un consuelo, ver los nuevos implantes de Marlen Olivarí.

Si bien 5000 personas no es una gran suma, es un triunfo mediático para los trabajadores. Ayer, durante toda la jornada, fueron seguidos por los medios de comunicación. Incluso el senador Navarro fue víctima de la agresión policial (“Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley” – Artículo 7 – Declaración Universal de DD.HH.). Me pregunto yo, si a Juanito Pérez lo hubieran golpeado, ¿iría Patricio Reyes, el jefe de la zona Metropolitana a pedirle disculpas? La respuesta es obvia.

Los 573 detenidos son indicio de algo. Hay que disolver las manifestaciones pacíficas en un “Gobierno ciudadano”. Los gremios, los sindicatos, las juntas de vecinos, los estudiantes pueden ser peligrosos si no se les pone atajo desde ahora. La sociedad civil en general está despertando lentamente. No me refiero a revoluciones ni a caudillos comunistas.

Al parecer la marcha de ayer, marcará el inicio de expresión de una sociedad descontenta, cansada de que vulneren sus derechos y, lo que es más grave, su dignidad.

Al parecer el orden y la patria, hoy por hoy, son sólo para usufructo de unos pocos.
De los tataranietos de los mismos honorables que la detentaron hace 2 siglos.

Orden y Patria, de seguro, no es nuestro lema.

2 comentarios:

Camilo Espinoza dijo...

Los implantes de Marlén no tienen niun brillo.

David! dijo...

Otro ejemplo más de que todo sólo es discurso.

Buen texto. ¿Quién lo escribió?

Saludos!

Escríbanos a: cesantes2012@gmail.com