domingo, 12 de agosto de 2007

Farándula en la mira


Una de las mayores intrigas que afectan a aquellos que se llenan la boca con "un periodismo serio" es la invasión de temas de escasa relevancia a la opinión pública, dónde los principales dardos afectan a lo que conocemos como farándula.
Es raro pensar que el mercado ofrece la contradicción donde un tema tan criticado por un significativo número de personas sea tan efectivo comercialmente.
Pero más allá de todo lo macro que presenta este fenómeno y que suele estar en la conciencia de la gente, quisiera en esta oportunidad dar a conocer un "efecto secundario" que se produce con esta rama periodística que ha sido apaleada con el prejuicio de sus consumidores.
Si bien, el periodismo de farándula se dedica a captar la vida personal de un personaje que se ha hecho público debido a su oficio que tiende, generalmente, al mundo de los espectáculos, este suele exhacerbarse en el despliegue mediático criollo, a tal punto de la existencia de periódicos o programas radiales y audiovisuales larguísimos dedicados a este campo.
Esta exhacerbación de la farándula - la cual se podría explicar debido a las altas rentas que genera su cobertura - provoca que la misma se vaya haciendo cada vez más mediocre, letargizante y, eventualmente, superficial.
Para que estos aspectos no le jueguen en contra al negocio de un medio farandulero, este mismo ha ido creando "mecanismos de renovación". Estos mecanismos no suelen moverse del mismo método que tienen los medios para acaparar público y que tienen que ver con el medio en sí, como la exclusividad de una noticia, por ejemplo.
Pero además de eso, lo más curioso es lo que he decidido llamar como "mecanismo de montaje" y que explicaré con el ejemplo del programa "Sálvese quién pueda" trasmitido por Chilevisión y que ocupa el espacio gráfico de esta "columna" (qué perdedor soy).
En este programa se ha desarrollado la idea de "periodismo espectáculo" con la actuación de un panel conformado por varios integrantes que constituyen cada uno un estereotipo determinado, y que generan la creación de un caricaturezco personaje en una historia que resulta carecer de linealidad. El "chico" Pérez como el mediador tarado que no entiende mucho de nada; El "tongo humano" de Roberto Dueñas, viejo separado de la mujer más rica de Chile y que pretende ser el hombre chiste; Felipe Avello que con su gracia ridiculiza cada reporteo que hace (o improvisa); Pamela Jiles, a quien poco le queda de la seriedad de TVN, para prestarse a ser parte de esta jungla y representar el rol de vieja menopáusica, amargada y resentida; José Miguel Villouta y los comentarios que sólo él entiende y los sucesos que sólo él ve; Gutierrez, que no tiene ningún brillo; Daniella Campos, quién desapareció de la escena en los 90 y ahora vuelve con una suerte de "voz de la experiencia", etcétera, etcétera.
Una diversidad evidente y que discuten sobre temas que a un cierto público no le interesa, pero que con su montaje teatral y lo divertido que resulta verlo, lo ven. Quizás por aquella razón supera en amplio margen a su competencia horaria.
Ahora bien, es urgente aclarar que por muy novedoso y mucho más ingenioso resulte ver un programa de farándula teatralizado, no quiere decir necesariamente que este sea una prensa más profunda y de mayor contenido, por mucho que a sus panelistas los cubra en la retaguardia un discurso determinado. Es por eso que muchas veces este tipo de programas suelen caer en no cumplir su expectativa máxima: informar, ya que sólo hacen del escenario informativo un verdadero circo.
Camilo Espinoza

3 comentarios:

Ab Z dijo...

Me da paja opinar sobre la no-información de la farándula. Todos sabemos que Dueñas es el tongo humano, jaja.

Anónimo dijo...

Qué más dice este post?? (Aparte de informarnos que ves sqp, pero que no lo entiendes mucho)

Camilo Espinoza dijo...

Loco, yo tengo cero rollo con que me digai lo que sea.
No te odiaré por eso.
Pero da la cara.
Infame

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